14 de marzo de 2013

DOPAJE Y SEGURIDAD JURÍDICA: ¿DÓNDE FIJAMOS EL LÍMITE?


Los escándalos por dopaje se van sucediendo. La Operación Puerto está levantando sospechas sobre numerosos clubes y deportistas españoles y extranjeros... Armstrong ha reconocido que se dopó... La IAAF acaba de despojar a algunos de los campeones de Helsinki 2005 de sus títulos... Algunas Federaciones están planteando remitir muestras para detectar posibles infracciones acaecidas muchos, muchos años atrás... por si acaso...

Lo cierto es que los parámetros que limitan el dopaje de lo que es admisible han pasado de ser fronteras coercitivas a ser objetivos a alcanzar. Me explicaré. Las sustancias que constan en el Código antidopaje generan la mejora del rendimiento deportivo, y muchos clubes y equipos médicos trabajan para beneficiarse de ellas hasta el límite, como cuando se circula a 131 kms. por hora conociendo que el radar "salta" a 132 kms./h. Todos compiten al límite. El problema es que, en ocasiones, una infección, un catarro, la interacción de un fármaco, o sencillamente un error cuantitativo generan que se sobrepase, por muy poco, ese límite prohibitivo y se incurra en doping. Mala suerte.

Por lo tanto, la realidad habitual (que no es la de la Operación Puerto) no es la del deportista que se inyecta sustancias o transfusiones a escondidas con pleno conocimiento de que está haciendo trampa, sino la de procedimientos de mejora del rendimiento físico, perfectamente controlados y secuenciados por personal especializado, basados en la ingesta de complementos alimenticios y farmacológicos, habituales durante años y que de repente... explotan por una casualidad. Por no hablar del abuso de las autorizaciones de uso terapéutico.

Ahora bien: si cuestionamos continuamente el deporte, si no ponemos límite a la prescripción del dopaje, acabaremos con todo. El deporte necesita títulos, resultados, mitos.. Confianza... Y la justicia del dopaje debe producirse, como toda justicia, en un marco temporal adecuado. Si un deportista es desposeído de su título durante los días posteriores a obtenerlo, todo el mundo lo entiende y se designa un nuevo vencedor. Si se hace muchos años después, sólo queda la sombra sobre todos los demás. El perjuicio es superior al beneficio...

Pongamos un límite sensato a la prescripción de las infracciones en materia de dopaje, toda vez que parece que alguien se está volviendo loco y cuestionando todo. O acabaremos despojando a Ben - Hur de su victoria en la carrera de cuádrigas.